jueves, 11 de julio de 2013

Capitulo 13 - Breves biografias


CAPITULO XIII



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BREVES BIOGRAFÍAS.


       
MARIA JOSEFA DURAN  DE SILVA-JOSE DE JESUS LOPEZ ARIAS-NICOLAS PERDOMO-PEDRO RIVERA-TORIBIO RIVERA-DOCTOR SANTOS PALMA-SE ENALTECE LA MEMORIA DE LOS COMANDANTES DE LOS BATALLONES DE LAS  DIVISIONES.

                                     MARIA JOSEFA DURAN  SILVA DE SILVA
                                   MARIA JOSEFA DURAN SILVA DE SILVA

La primera en enunciarse en esta columna es la esposa del general Silva, la señorMaria Josefa Duran Silva de Silva. Nuevamente acude el autor, al doctor José de Jesús López López, abogado, amigo de la familia e hijo del gobernador del Hulla, quien reseñó otros acontecimientos, y  escribió en el Diario del Huila este artículo sobre su fallecimiento:

 ”Seis meses de ausencia se cumplieron, en días pasados, seis meses del fallecimiento de la distinguida matrona huilense María Josefa Durán de Silva, hecho triste ocurrido en Bogotá, el 10 de agosto de 1.992. Fue Chepita, como familiarmente la llamábamos, una mujer de  esclarecidos atributos humanos,  morales y sociales y dejó con su inesperada muerte, como solemne recuerdo, un paso por la vida lleno de espiritualidad, porque María Josefa, fue una elegante dama a quienes se les puede, denominar santas sin temor a equivocación alguna.


Había nacido en Suaza, la bella población de hermosos paisajes y de llanuras selectas, el día 19 de agosto de 1909, había contraído matrimonio con el ilustre general de la Guerra de los Mil días, Ángel María Silva Valderrama, y en el enlace matrimonial, que fuera feliz, hubo varios hijos, que siempre constituyeron para ellos la razón de ser de sus propias existencias. 

Me duele la muerte de Chepita, ¿cómo no voy a sentir ese dolor profundo si la consideré como a mi segunda madre, por la gran amistad que tuvieron mi extinto padre con el general Silva  Valderrama.  Descanse en paz noble amiga que Dios, en su justo juicio le ha otorgado el cielo como premio a sus virtudes. A sus deudos expresamos nuestras manifestaciones de condolencia.” 





Fueron los padres de Maria Josefa, Don Ramon Duran Perdomo y Doña Leonor Silva Cabrera, quienes en abril 17 de 1907, contrajeron matrimonio en Garzon, Huila, cuna de la familia Silva, en esta unión matrimonial, hubo cinco  hijos, Maria Josefa, la mayor,  nacida en 1909, Maria Helena, Matilde, Ramoncito, quien murió niño y Jesus Maria. Quiso el destino llamar a rendir sus cuentas al Divino Creador a Don Ramon y falleció en 1916 cuando apenas la mayor de sus hijitas contaba ocho años de vida, aparentemente de un infarto, enfermedad en aquel entonces poco conocida, diagnosticada, y tratada por la ciencia medica, de allí hacia atrás la prole descendía en años, lo mas lamentable fue que tan solo pasaron seis meses, cuando tambien su madre Leonor, murió, dijeron entonces que de pena moral, por la falta de su querido y amado esposo.

La crianza, educación, formación y demas, quedo a cargo de su queridisimo tío Don Juan Evangelista Silva Cabrera, (hermano de Dona Leonor Silva, a quien yo conocí en mis tiernos años de infancia en Pitalito y a su hermanita Natalia Silva), hermanos de Leonor, hombre este, bueno, honrado, y gran educador de la época, de reconocida trayectoria moral, quien inculco en sus sobrinos todos los principios de cuna, formación religiosa, educación con el beneplácito del Obispo de Garzon, quien para aquella época era a la usanza para los niños huérfanos, que entonces la religión católica prodigaba la orientación para formar juventudes con la fe católica, académica y estructura de formación básica en los elementos de la preparación primaria y secundaria en lo estudiantil, en pocas palabras le correspondió a Maria Josefa convertirse en madre y padre de sus pequeños hermanos, profesora, orientadora y guía para inculcarles el conjunto de aspectos para su total formación, no le falto ni le sobro tiempo pero lo hizo, a cual mejor profesor, orientador, padre y madre, fue digno de imitar y seguir su ejemplo. 

Entiendo que la familia Duran Silva, habia contado con muchos beneficios económicos que permitieron contribuir para dar lo bueno en alimentación, estudios, vestidos, elementos estudiantiles ya que la familia  Duran Perdomo, en Paicol que fue la cuna natal de Don Ramon Duran, habían donado a la Iglesia algunos aportes en dinero para la construcción de la misma, según lo indica alguna placa en mármol que se tiene en la Iglesia  y que así lo demuestra ante la ciudadanía parroquial. Adicionalmente Don Ramon Duran, tuvo en su pueblo una proveedora de mercados asemejándose a lo que ahora se conoce como un supermercado.

Posteriormente hacia 1927, el 27 de agosto,  Maria Josefa, contrajo su matrimonio con el general Silva, en la finca de Don Isidro y Pilar Silva, allí en la población de Suaza, en una capilla campestre, de propiedad de estos uberrimos patriarcas de la comarca.  

Es bueno indicar aqui que con motivo de la falacia de la herencia panameña, en cabeza de Don Pedro Silva Serrano, quien compró dos fincas en el entonces Departamento de Panama, cuando este pertenecía a Colombia hacia 1868, sitio en el cual posteriormente fue construido el Canal de Panama, en 1903, uno de los colaterales hermanos de Don Pedro Silva Serrano, llamado Francisco Silva Serrano caso con, Doña Natalia Silva Trujillo, y de esta ala o generación viene la descendencia por el lado de Doña Maria Josefa de Silva, ya que del matrimonio aludido se tiene que los expresados recién casados tuvieron por hijo a Fructuoso Silva Silva, y este caso con Gertrudis Cabrera (en abril 26 de 1873),  para tener a Leonor Silva Cabrera, quien fue esta la madre de Doña Maria Josefa Duran Silva con su esposo Don Ramon Duran Perdomo.

Ubérrimo es… fértil, abundante, productivo, prolífico, opulento, fecundo, feraz, pletórico, rico… todos estos adjetivos capturan una parte de la magia polifacética de este cautivador adjetivo…
      
                                               JOSE DE JESUS LOPEZ ARIAS

Por haberse separado el señor don Gratiniano Camacho M., de la gobernación del Huila, fue nombrado para sucederle en tan elevado cargo el doctor José de Jesús López Arias.


El doctor López es persona suficientemente conocida en nuestro Departamento. Nació en la vecina población de Alpujarra e inició sus estudios en el célebre Colegio de San Luis Gonzaga,  que fue fundado por el Ilustrísimo Señor Rojas, ha modelado con acierto a tantos jóvenes que hoy están dando brillo al departamento y aún a la Nación.


En las aulas de dicho Colegio, en donde dejó hondas huellas de talento, consagración  al estudio y su avisado carácter, cursó los años de 1897 a 1.899, cuando la trompeta revolucionaria ensordeció al país y lo sumió en la más grande desventura que hayan registrado últimamente los anales patrios.

Trocado entonces el uniforme del Colegio por la blusa militar y empuñando el fusil en las manos  que antes hojearon los libros, sostuvo con gallardía la diaria y penosa fatiga de tan prolongada campaña, primero en el Tolima y luego en los departamentos de Bolívar y Panamá durante la cual obtuvo varios y santísimo ascensos en las milicias legitimistas, hasta llegar a ser segundo ayudante general de la Sexta División del Ejército Expedicionario a la Costa Atlántica, que a órdenes  del invicto general Nicolás Perdomo impuso el histórico Tratado del Wisconsin.


Cuando las suavisimas auras de la paz arrollaron los humos bélicos y besaron las osamentas que blanqueaban en escarpadas selvas y en desnudas pampas, volvió el doctor López en 1.903 a su pueblo natal,  cuya Alcaldía desempeñó con acierto antes de los 17 años de su edad. En las faenas militares había aprendido a gobernar con la prudencia y el tacto que no se divorcian de la energía. Pero el joven alcalde  tenía aspiraciones más altas y acariciaba más encumbrados ideales: quería levantarse del nivel común y como esto no puede conseguirse  sino por medio de la ciencia, resolvió conquistar su altura, a la cual llegan tan solo los intrépidos, los perseverantes, los pacientes dominadores  de las dificultades; y a la verdad que las tuvo para colmar sus fervorosos intentos.

En 1.905 llegó a Bogotá y principió a luchar para asegurar los medios de subsistencia que le permitieran dedicarse a sus estudios y como la perseverancia consigue siempre largas pagas, obtuvo una humilde educación que no desdeñó, porque en la línea del trabajo honroso toda ocupación es ennoblecedora y gloriosa; y así, restando horas al sueño y al legítimo descanso, con horizontes más o menos nublados por las estrecheces de la vida, pudo atender satisfactoriamente a los quehaceres de la oficina y a las cada día mas complicadas exigencias de sus estudios en Derecho y Ciencias Políticas, hasta que en 1.914 logró terminarlos con la íntima satisfacción de quien llega a la cúspide después de varias y prolongadas fatigas. Durante esos años sirvió en varias de las oficinas postales de la capital de la República y en ese ramo que dominó con rara habilidad se le vio desde el último de los puestos hasta escalar los primeros.


Armado con las dagas de la ciencia jurídica concurrió el doctor López en 1.915 a la Asamblea del Tolima; desempeñó después con lucimiento la Secretaría de Gobierno de aquel próspero Departamento, prestó el contingente de sus luces en las jefaturas de sus secciones de irrigación y fomento y hacienda y con lealtad y entusiasmo recomendables formó parte del directorio departamental conservador del mencionado Tolima.


Puestos de relieve sus dotes jurídicas y administrativas, el pueblo tolimense lo ungió, con sus votos  para la representación nacional y vimos que en los años de 1.923 y 1.924 tomó parte en las deliberaciones de la Cámara Baja para procurar en lo posible el bien andanza de la familia colombiana.


Nuestro Departamento también se ha beneficiado del acervo de conocimientos científicos del doctor López adquiridos bajo las más severas disciplinas y mediante una cuidadosa observación  en los variados órdenes  de la actividad humana. Su paso por la prefectura de la provincia de Neiva, por las secretarías del Consejo Electoral Departamental  y de la Junta de embellecimiento y principalmente por las jefaturas de la secciones de gobierno y de hacienda, ha dejado el imborrable recuerdo de su constante y silenciosa laboriosidad.


Pero la prueba mas elocuente de las capacidades del doctor López es la de haber sido llamado cuatro veces a colaborar en la Secretaría General del Departamento en diferentes momentos políticos por distinguidos personajes como el general Celso N. Quintero, el doctor Roberto Caicedo, el coronel Arturo Borrero y don Gratiniano Camacho M, en cuyas administraciones sirvió con fidelidad  y consagración, muy escasas en los tiempos presentes. Sus altas calidades de hombre público a cabalidad, fue tenida siempre en cuenta por el ejecutivo nacional, pues en tres épocas diferentes se le encomendó la gobernación del Huila al doctor López y podemos asegurar que en todas ellas ha servido y servirá los intereses departamentales con acierto y justicia, con ecuanimidad e independencia.


Al presentar el debido homenaje al nuevo gobernador y patrono del colegio, la Revista formula los mas cordiales votos porque su gobierno sea próspero y fecundo y consiga una frase de aplausos y gratitud a su antecesor don Gratiniano Camacho M, por su administración serena y justiciera y por los actos con los cuales promovió eficazmente el bienestar del Colegio.

                                              GENERAL NICOLAS PERDOMO

Nació en Purificacion, Departamento del  Tolima, peleó por primera vez en el Campo de Saldaña en 1.868; hizo la campaña de 1.876 hasta la capitulación de Manizales; hizo íntegra la campaña de la Costa Atlántica en 1.885 al lado de Manuel Briceño; hizo la de 1.895 en el centro y sur del Tolima, y al regreso de ésta fue ascendido a general por el entonces ministro de Guerra, señor don Domingo Ospina Camacho. En la guerra que hoy acaba (Noviembre  24 de 1.902) dio al principio de ella la trascendental Batalla de Matamundo, derrotando con fuerzas inferiores y tras lucha encarnizada las fuerzas conducidas  por Avelino Rosas y Aristóbulo Ibáñez, lo que significó para las armas del Gobierno, la recuperación del centro y sur del Tolima. Venció a Pulido, Marín e Ibáñez. Tomó a Girardot venciendo a Marín y a Tulio Barón.

Por Decreto 1376 de septiembre 15 de 1902, el general Perdomo quedó facultado por el Ejecutivo e investido como Plenipotenciario del Presidente Marroquín, nombrado como Ministro de Gobierno y Jefe del Ejército en la Guerra de los Mil Días. Firmó el Tratado del Wisconsin en Panamá, estos títulos y mas fueron los  muchos que logro este hombre privilegiado, que nació sobrado de títulos  y obtuvo infinidad de éxitos en beneficio de la nación.

                                                  GENERAL OLEGARIO RIVERA 


1845. Nace en Neiva el general y abogado conservador Olegario Rivera Ortiz. Fue Ministro de Estado, Representante a la Cámara, Senador de la República y el más sobresaliente líder de su partido en el departamento del Huila a finales del siglo XIX y principios del XX. Además, le fue ofrecida la presidencia de la República en 1910, honor que declinó. Murió en Neiva, el 21 de septiembre de 1911 a la edad de 66 años.

Este fue el general que algun día tuvo a bien invitar a su casa en Neiva, al general Silva, junto al general Toribio Rivera a comer, según nota de estilo que en alguna parte de este trabajo se introdujo. Fue primo hermano de Napoleon, Pedro y  Toribio Rivera. 


                                                   GENERAL PEDRO RIVERA

Un poeta semipagano, maestro de la rima y gloria de la raza americana ha dicho que la muerte no es demacrada ni tiene faz de angustia, que es como Diana, virgen y hermosa, que sobre su frente lleva una corona de rosas siderales y en sus manos palmas de triunfo, corona de laurel. Y así es para el cristiano que rinde  su espíritu en el sosiego de la inmortalidad, fortificada por la gracia de Dios, rodeado del aprecio social dejando como huella de su vida  mortal el ejemplo de sus virtudes y la edificación perdurable de su hombría de bien. Y así debiera ser igualmente, para el cristiano que vertiendo lágrimas y el corazón abrumado por inmenso dolor, la ve caer sobre su pariente o amigo, o su maestro, cuando éste en el tránsito supremo se acoge a la cruz y sobre los brazos del símbolo de la redención, reposa la pesadumbre de sus despojos, mientras lanza al cielo la palomita blanca de alma buena.


El general Pedro Rivera  Salas, descansó en la paz del Señor el martes tres del presente  mes, (marzo de 1.926) en Neiva, que presenció su nacimiento, que tuvo ternuras estimulantes para sus triunfos de austero ciudadano y en donde hizo la mayor parte de la víacrucis de sus pesares, de los inmensos pesares  que en la inexorable economía  del dolo le correspondieron al epónimo, fama de la ciudad.

Murió santamente por eso la muerte no tuvo para el general Rivera el gesto amenazante  del verdugo, sino la altivez alentadora de los libertadores; por eso su virtuosa familia y nosotros que lo acompañamos entre sus numerosos amigos, pudimos dulcificar  la pena de la suprema despedida  con la seguridad de que el hombre de Cristo había cesado de sufrir y comenzaba a saciar su sed de felicidad en la fuente inexhausta.


La Revista del Colegio de Santa Librada es parte y principal, en la sucesión  de lágrimas que han seguido a la muerte del general Pedro Rivera. El fue rector de nuestro Colegio y no como quiera, sino rector de lustre, gloria de las aulas, baluarte de sus destinos, orientador de sus tradiciones; maestro.


Dulce palabra ésta que evoca las horas felices en que nosotros sentados en los mismo bancos en que hoy nuestros discípulos, escuchamos las lecciones de Aritmética, Álgebra, Geometría, Trigonometría, Castellano, Francés, etc., etc., que el maestro nos dictaba con eficiencia de consumado didáctico.


Dijo Menéndez y Pelayo en un estudio crítico sobre las producciones poéticas de don José Eusebio Caro, después de elogiarlas  hasta lo incomparable, que la mejor producción del ilustre colombiano, la que le llenaría de gloria, era su hijo don Miguel Antonio. Analicen los políticos la vida pública del general Rivera: y la encontrarán sin tacha; comenten los militares las actuaciones del finado en los campos de batalla, la hallarán esplendidas; si los servidores del Estado repasan las intervenciones oficiales del maestro, cuya muerte deploramos, pregonarían su probidad y destreza de administrador.

Nosotros decimos: el general Rivera fue eminentemente pedagogo: su obra mejor con sus discípulos, que se cuentan por centenares; que honran  unos el foro, como jurisconsultos; otros la medicina, como galenos afamados; estos las matemáticas, como aptos ingenieros; aquellos las industrias, como comerciantes, ganaderos y agricultores: y los más modestos compartimos con todos un claro concepto de honorabilidad, una franca devoción a la Patria y un tenaz empeño por merecer el título de buenos ciudadanos. Todos profesamos hondo cariño al general Rivera, le seremos agradecidos y le veneraremos perdurablemente.


Las generaciones que actualmente se educan en el Colegio y las que vengan a perfeccionar su espíritu debajo de estas aulas, sabrán recoger la herencia de honor que estamos revaluando para exaltarla y hacerla prosperar, a beneficio de que igualmente sepan cultivar la gratitud y guardar con respeto el nombre ilustre que entregamos a su memoria.


En el aula máxima de este Colegio deben mostrarse, dibujadas por manos de artista, las figuras mortales de los señores general Napoleón Rivera, don Calixto Leiva Leiva, y el general Pedro Rivera, prelados varones que en los últimos cinco lustros han dejado de existir y que honraron  con sus raros merecimientos  el rectorado de Santa Librada.


Tomado de la Revista del Colegio Nacional de Santa Librada  de Neiva, publicada el 16 de Marzo de 1926.)tengo este ejemplar como documento de aquella fecha)


Este fue el amigo, este el hombre, este el general Pedro Rivera amigo sincero y con quien  el general Silva conservó una larga y sincera amistad, por esto se hace inclinación a su memoria y se reproduce parte del artículo mencionado, como se aprecia en los certificados de estudio este general Pedro, fue también profesor del general Silva en el Colegio Nacional de Santa Librada.

                                              GENERAL NAPOLEÓN RIVERA



Napoleón Rivera, tío de  Jose Eustasio Rivera, general de la República, rector del colegio Santa Librada de Neiva, Toribio Rivera, Tío, general, gobernador del Tolima. Olegario Rivera, primo hermano de don Eustacio, gobernador del Tolima, ministro de guerra, representante y senador, intelectual inquieto. Todos ellos fueron conservadores militantes, actitud que no compartían los padres de Tacho, alejados de la política, conservadores pero no sectarios (alguna vez –se cuenta- escondieron a dos amigos liberales perseguidos
en la Guerra de los Mil Días).  Entre su descendencia colateral se destacó como
dramaturgo y cuentista, Gustavo Andrade Rivera, y como periodista, Jorge
Andrade Rivera.

                                                                    
                                       
                                         GENERAL TORIBIO RIVERA

El general Toribio Rivera, hermano del anterior militar, con quien el general  Silva mantuvo después de finalizada la guerra una gran amistad prolongada por muchos años, nuestra familia rinde un homenaje póstumo a su memoria y a sus dotes de gran caballero, respetuoso de la dignidad humana. No se obtuvo mayor información sobre su biografía, se hace la reseña mínima.


Este general Toribio fue el motor andante para que el general Silva, vistas sus cualidades, de líder, tomara la vocería y dirigiera la Tercera Division del Tolima, organizada en Ambalema o en Honda el 22 de septiembre de 1902, que arranco con la fuerza hacia Panama.
   
Cualquiera se preguntara porque en esta contienda militar de la guerra se encontraron tantos familiares de este apellido Rivera, es cierto lo pensé, y esto me llevo a averiguar el vinculo que los anteriores pudieron haber  tenido con el poeta y autor de La Vorágine y en efecto indague y encontré que este fue sobrino de los militares descritos anteriormente.


José Eustasio Rivera nació en el pequeño pueblo de San Mateo, hoy Rivera (Huila), el 19 de febrero de 1888, en el seno de una familia dedicada a las labores del campo y con aguerridos antepasados huilenses; su padre, don Eustasio Rivera, era hermano de los generales conservadores Pedro, Napoleón y Toribio Rivera, quienes desempeñaron importantes cargos en la administración, el Congreso y el campo educativo. Casado con Catalina Salas, el matrimonio tuvo once hijos.

Se debe tener en cuenta al general Alejandro Villoria, al Doctor Alejandro Caicedo, Arcadio Charry, al Dr. Leiva, quienes jugaron un papel de vital importancia en la vida del general Silva, no se conocieron datos biográficos de estos personajes.

El doctor Santos Palma, médico, político, amigo  por varios años del general Silva, quien en una forma espontánea  contribuyó durante la permanencia en la Escuela Superior de Guerra en Bogotá y posteriormente siguió la vida del general Silva, en su gestión como Prefecto de La Plata, como Alcalde del Líbano, como diputado a la Asamblea del Huila, como Alcalde del Hato, tres veces como Tesorero del Hato, en tres oportunidades y en las diferentes gestiones que adelantó como hombre público.

En mi propio nombre, en el de mi familia, en el de los amigos de mi padre por medio de estas líneas, rinde homenaje póstumo y agradecimientos muy sinceros a todos los integrantes de la Tercera División del Tolima y a los de la Sexta División Expedicionaria a Panamá, quienes obedecieron ciegamente las órdenes recibidas del general Silva, como jefes de estas Divisiones y que con la colaboración estrecha de los jefes de los cinco batallones así: 

Al general JUAN DE JESUS RENGIFO, Comandante de la la Tercera División del Tolima, quien presidió inicialmente la fuerza en Ambalema, Honda, Dorada, y Barranquilla y por fuerza mayor, por enfermedad, fue retirado de la Dirección General, quien contando con la ayuda de su Jefe de Estado Mayor, el  general Silva, obtuvo el apoyo médico en Barranquilla, por parte del general Juan B Tovar y recibió enfermería, suministro  clínico y medico oportuno para obtener su recuperación, no se a que unidad finalmente se le reintegro, pero a la misma fuerza no fue devuelto, ni incorporado.

Los siguientes fueron los comandantes y subcomandantes de los batallones, conformados en Honda, en agosto o septiembre de 1902, a todos estos oficiales, suboficiales y soldados agradecimientos sinceros por su labor desplegada, hasta Panama:

Batallón 1° del Centro, primer jefe, teniente coronel JOSE MARIA CAICEDO L y su segundo jefe, sargento mayor JOSE E PALACIO.


        Batallón 4° del Centro, primer jefe, coronel ful FIDEL VILLA,  y su segundo jefe, sargento mayor, GABINO TOBAR C. 

Este último militar, de apellido Tobar fue ascendido a teniente coronel, según Decreto No. 381 de marzo 24 de 1.903 firmado por el presidente José Manuel Marroquín y Ministro de Guerra, general Alfredo Vásquez Cobo, (apuntes de campaña del General Silva, su familia la del Coronel Gabino Tobar C,  si lo desea, puede pedir copia de este decreto, el cual debe estar en el Diario Oficial de aquella fecha, este coronel atestiguo ante el Consejo de Estado que a el  le constaba, por haber estado bajo el mando del Coronel Fidel Villa de que este alto oficial había hecho toda la campaña de la costa atlántica y  la de Panamá.

Por parecerme interesante copio al final de este capítulo el concepto del Consejo de Estado emitido sobre la recompensa militar concedida a la señora, Corpus Villa, madre del Coronel Fidel Villa, tomado de google bajo el nombre de Recompensa Militar.

Batallón 5° del Centro, al mando del primer jefe, teniente coronel,  ADRIANO VALDERRAMA, y su segundo jefe, sargento mayor  JUSTINIANO MEDINA.


Batallón Marroquín, al mando del coronel JOSE DE JESUS LOPEZ ARIAS y su segundo jefe, sargento mayor,  SERAFIN GUTIERREZ.


Batallón Briceño, al mando del primer jefe, coronel RICARDO E DE LEÓN, y su segundo jefe, sargento mayor IGNACIO A. BONILLA.


Muchos de estos jefes lo acompañaron hasta su regreso a Neiva, como el caso del coronel Fidel Villa, quien agobiado por las duras faenas de guerra, y largos trayectos recorridos, llegó enfermo al centro del Tolima, concretamente a  Neiva, como se pudo apreciar, en los telegramas transcritos. Este valeroso militar fue adicto cumplidor al pie de la letra de las órdenes impartidas, sin olvidar nunca a sus jefes superiores, porque como se relató anteriormente, en varios momentos se quiso olvidar el conducto regular por parte de los jefes acantonados en el departamento de Bolívar, como se puede apreciar en algunas comunicaciones.


En igual forma al resto de oficiales, suboficiales y soldados que integraron las Divisiones, Tercera y Sexta, que con su esmerado patriotismo salieron victoriosos de la contienda. En las páginas anteriores, aparecen relacionados los batallones. La justicia es lenta pero llega. Como les llegó a estos héroes 110 años después de sus hechos que la historia los mencionara y que sus nombres figuraran en algún escrito de la historia colombiana.

Agradecimientos póstumos a los integrantes del oficialato y soldados, de esta 6 Division.

En Panama, se reorganizo la Division y se denomino 1° Ejercito Expedicionario - 6° Sexta Division Expedicionaria del Tolima a Panama y se integraron los mismos batallones, pero con diferentes nombres y algunos cambios en su plana mayor, y estos fueron los siguientes:

SEXTA DIVISION:


Comandante de la misma el General Angel Maria Silva Valderrama-


Jefe de Estado Mayor, Coronel Alcibiades Rojas.

Plana Mayor de la Division, desconocida, no apareció.


Batallon Aguilar 1° Jefe, Teniente Coronel Adriano Valderrama.



                         2° Jefe Sargento Mayor, Justiniano Medina.



Batallon Gallo 1° Jefe Coronel Fidel Villa.



                       2° Jefe Teniente Coronel  Gavino Tovar C. 



Batallon Marroquin No.  1° Jefe Sargento Mayor Ignacio A Bonilla.



                                         2 Jefe Sargento Mayor Alberto Diaz



Batallon Gallo No. 2  1° Jefe Coronel Estanislao Ospina



                                 2° Jefe Sargento Mayor Jose de Jesus Lopez Arias.



Batallon Briceño No. 1   1°Jefe, Teniente Coronel Ignacio A Bonilla.



                                          2° Jefe, Sargento Mayor, Alberto A Palomares.


Que no decirse de los mas allegados en la época de la senectud cuando ya casi moribundo se encontró el general Silva, como la amistad con el Comandante Gabriel Antonio Bahamon, Salomon Ramos F, Romulo Gonzalez TrujilloJoaquin Cabrera Polanco, Matias Silva HermidaJose de Jesus Lopez Arias, y otros muchos más, que estuvieron presentes en el cincuentenario de la Batalla de Matamundo, y fueron los que estuvieron visitandolo en su casa del barrio el Altico en Neiva ya en la tercera edad, y añorando sus proezas y luchas de aquella lucha bravia y ya perdida en lontananza.

El autor, agradece a los familiares de estos y a  todos los descendientes de los militares, que integraron y acompañaron al general Silva, que tengan documentación al respecto del presente escrito, contacten a su autor en el correo electrónico, jairosilvad@yahoo.com, para efectos de ser posible una segunda edición de la presente obra, que sustente en mejor forma, y contribuya positivamente al engrandecimiento de los diferentes personajes que en estas páginas se mencionan o se dejaron de mencionar por omisión o descuido, al igual que otros episodios sobre el personaje central, que por desconocimiento del tema se dejó de comentar.

Me pareció alegre, satisfactorio, muy creativo y enternecedor de que a raíz de la falacia de la herencia panameña, aparecida  en 2006, y en épocas anteriores,  algunos de los familiares de estos legendarios padres de la patria que sus ancestros,  parientes o quienes estuvieron en la guerra de los mil días, llegaron a mi oficina y ansiosos quisieron ver dentro del listado de las fuerzas del ejercito, que comando el general Silva, a su familiar, en efecto, si lo encontraron y jubilosos vieron el nombre de sus padres quienes olvidados al fin aparecieron en algún lugar de la historia, estos casos los recuerdo como el de Norberto Clavijo Cuellar, este me expreso con mucha alegría que su ancestro, su abuelo, había sido el abanderado del general Silva y el de Ernesto Hernando Jaramillo Silva, quien es un gran historiador y ha radicado su residencia por muchos años en Mompox, casi llantos brotaron de sus ojos cuando vieron el nombre de su ser querido plasmado en las lineas de la historia, que al fin alguien como yo la ha sacado a la luz publica.

En la investigación, hecha por documentos, libros motores de búsqueda como google, yahoo y otros encontré lo que aquí en en este momento copia por parecerme interesante y en vista de que en el texto de la recompensa se menciona el nombra del  general Silva, lo cual le da mas valor al personaje central por sus diferentes actuaciones, y que se aclare que lo aquí vertido en literatura no fue objeto de la imaginación sino de rasgos ciertos y verdaderos como lo atestiguan los documentos.

"RECOMPENSA MILITAR - Reconocimiento a madre natural de militar muerto por enfermedad contraída en campaña: requisitos


Siendo un documento auténtico el libro de órdenes generales de un Cuerpo de ejército, y apareciendo allí que Fidel Villa actuó en la División Expedicionaria del Tolima. Primero como Teniente Coronel y después como Coronel encargado de la Jefatura de Estado Mayor de ella, el Consejo es de opinión que en tal documento está la prueba que exige el artículo 17 de la Ley 149 de 1896, por lo menos en lo que al destino militar dice relación. Está demostrado también con certificado del Archivero General del Ministerio de Guerra que el Coronel Villa no incurrió en las causas de nulidad que expresa el artículo 8° de la Ley citada, y con certificado del Ministerio del Tesoro, que ni la demandante ni la persona por quien reclama han recibido pensión o recompensa del Tesoro Nacional. Igualmente aparece, según el certificado del Cura de Ataco, visible al folio 2, que Fidel Villa es hijo natural de Corpus Villa, que ésta permanece soltera y que observa buena conducta, así como que el causante murió soltero. Por último, los testigos Cardoso, Figueroa, Sánchez y Tobar C, citados atrás, afirman, por conocer personalmente a la demandante, ésta carece de renta que le produzca $ 50 mensuales.

CONSEJO DE ESTADO
SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO
Consejero ponente: LUIS F ROSALES
Bogotá, septiembre veintisiete (27) de mil novecientos quince (1915)
Radicación número:
Actor: CORPUS VILLA
Demandado:

Referencia: Sentencia por la cual se reconoce una recompensa militar a favor de Corpus Villa, (madre del Coronel Fidel Villa).
Vistos: Ante la Sección de Suministros, Empréstitos y Expropiaciones, el doctor Jorge Méndez V., como apoderado de Corpus Villa, demandó para ésta una recompensa militar como madre natural de Fidel Villa, por la causal 3° del artículo 1° de la Ley 21 de 1904 es decir, muerte ocasionada por enfermedad contraída en campana al servicio del Gobierno legítimo.

El juicio se ha tramitado conforme a las disposiciones legales que reglan la materia, y por tanto se procede a dictar el fallo que ponga término a la instancia.

Según las declaraciones de Víctor Cardoso, Fidel Figueroa, Celedonio Sánchez y Moisés Cardoso, rendidas en mayo de 1912 ante el Juez Municipal de Ataco, Departamento del Tolima. Fidel Villa de quien los testigos dicen que fueron subalternos era 2° Jefe de la División Tolimense. expedicionaria sobre la Costa Atlántica, que comandaba el General Ángel María Silva; que en la ciudad de Panamá fue atacado de la enfermedad denominada beriberi, y que así enfermo regresó con su División a Neiva, y que a poco murió por causa de la enfermedad dicha, en el punto denominado San Antonio, jurisdicción del Municipio de Neiva. Los dos primeros testigos no dicen cuándo tuvo lugar la muerte de Villa; los dos últimos dicen que en abril de 1903.

Gabino Tobar C. (fue Teniente Coronel), declara, ante el mismo Juez de Ataco, que fue compañero de armas por largo tiempo de Fidel Villa, y que le consta, por haber presenciado los hechos, que el causante contrajo en Panamá la enfermedad de beriberi; que de ella murió en 1903, en la villa de Neiva, y (fue cuando se agravó) desempeñaba las funciones de Jefe de Estado Mayor de la División expedicionaria o 3° del Centro, como fue llamada al fin.

El doctor Alberto Plott, en su declaración rendida en Neiva el 13 de marzo, dijo lo siguiente: 
Que si mal no recuerda, en el año de mil novecientos dos fue llamado el declarante a recetar al señor Fidel Villa, quien le refirió acababa de llegar de Panamá, por la vía de Buenaventura; que sentía paralizadas las piernas y que la enfermedad la había adquirido en el trayecto últimamente recorrido, en servicio del Gobierno legítimo; que después de minucioso examen diagnosticó beriberi, de forma anestesien, y que era precisa su traslación inmediata a la tierra fría; que supo que a los pocos días lo habían llevado al punto denominado San Antonio, en donde permaneció hasta que murió; que fundó su diagnóstico en las siguientes razones: 1°, su permanencia en Buenaventura, en donde reinaba esa epidemia; 2°, la marcha ascendente de la anestesia, que principió por las extremidades de las piernas y que fue invadiendo día por día hacia el tronco, causándole sensaciones de frío, hormigueos, edema, y por fin parálisis. Además apunto sobre su cartera inapetencia, anuria y disnea. Su diagnóstico fue entonces beriberi de forma paralítica. El tratamiento indicado fue como ya dije, la traslación del enfermo a clima frío; al 3°, que al declarante le consta, por haberlo visto, que cuando el Coronel Fidel Villa se hizo recetar del exponente y del doctor Oidén Corrales, todavía estaba en ejercicio de sus funciones militares, sin que el declarante pueda afirmar cuál era el cargo que desempeñaba ni la División a que pertenecía.

El doctor Oiden Corrales, interrogado ante el Juez del Circuito del Agrado dijo:

Que es verdad y le consta que el señor Fidel Villa, militar de alta graduación, llegó del Cauca a Neiva no recuerda en qué época, si durante la guerra o poco después de ella, afectado de una enfermedad general, llamada beriberi, a juzgar por la sintomatología que presentó el enfermo, a quien asistió por poquísimo tiempo; que no puede entrar en detalles respecto a la enfermedad, porque no recuerda con precisión los incidentes de ella, por no haber dejado constancia escrita, pero que tal fue su diagnóstico, en virtud del cual aconsejó el cambio de clima. 

Según informes notorios, el Coronel Villa (que así lo llamaban) fue trasladado, si mal no recuerda, a San Antonio de Fortalecillas, en donde murió de la enfermedad que hizo conducirlo allá; que ignora por completo qué cargo tenía el Coronel Villa en el Ejército, pues en su clientela médica no le interesa saber al exponente sino que son enfermos, y dado el estado de debilidad en que se encontraba Villa no era lícito entrar en pormenores que a nada conducían, a pesar de que antes de su enfermedad y antes de ir a Panamá lo conoció con el cargo de Sargento Mayor en servicio activo del Gobierno.

Con los testimonios de los profesores nombrados y con los de los testigos citados anteriormente, se ha comprobado plenamente, a juicio de la Sala, la muerte de Villa, y que esta ocurrió como consecuencia de la enfermedad que contrajo en la campaña en servicio del Gobierno. El señor Fiscal echa de menos la partida de defunción, y por esto pide que se absuelva a la Nación, pero el Consejo se aparta de este parecer, porque la prueba principal de la muerte de un militar que ha estado al servicio del Gobierno es el certificado del Estado Mayor General, certificado que puede ser suplido, a falta de la respectiva constancia en aquella Oficina, por el parte oficial en que ella conste o por cualquier otro medio legal. Y según el informe del Archivero General del Ejército, visible al folio 1° vuelto, el libro de órdenes generales de la División de que hacía parte el causante llega hasta el 4 de marzo de 1903, agregando que el tomo siguiente no ha llegado todavía al Ministerio. Y como Villa, según los testigos, murió en abril del mismo año, en la falta de ese tomo se explica que no se tenga en el Ministerio de Guerra noticia de la defunción del causante.

Respecto del grado y destino de Villa, el Archivero General del Ejército informa lo siguiente:

En el libro de órdenes generales de la División Expedicionaria del Ejército del Tolima, y en la fecha cinco de septiembre de mil novecientos dos, en Honda, figura como Teniente Coronel y desempeñando las funciones de Jefe de Día el señor Fidel Villa, el cual sigue figurando hasta el veintidós de noviembre del mismo año, en que por reorganización aparece como primer Jefe del Batallón Gallo, firmando esta orden general en Bohío, el primer Ayudante General, encargado, Alcibíades Rojas, y continúa figurando como tal. En la orden general del once de enero de mil novecientos tres, en Buenaventura, figura el señor Fidel Villa haciendo Jefatura de día. Firma esta orden general el Jefe de Estado Mayor Elías Calderón T. En la orden general del cinco de febrero del año último citado, en Morales, en el artículo 89, parágrafo, fue encargado accidentalmente del Estado Mayor el Coronel Fidel Villa. Firma esta orden general el Comandante general Ángel María Silva, y sigue de ahí en adelante firmando como Coronel Jefe de Estado Mayor hasta el día cuatro de marzo de mil novecientos tres, en Neiva, fecha en la cual termina el libro de órdenes generales citado. No se ha recibido en este Archivo el tomo siguiente, por lo cual no se puede informar más.

Siendo un documento auténtico el libro de órdenes generales de un Cuerpo de ejército, y apareciendo allí que Fidel Villa actuó en la División Expedicionaria del Tolima. Primero como Teniente Coronel y después como Coronel encargado de la Jefatura de Estado Mayor de ella, el Consejo es de opinión que en tal documento está la prueba que exige el artículo 17 de la Ley 149 de 1896, por lo menos en lo que al destino militar dice relación.

Está demostrado también con certificado del Archivero General del Ministerio de Guerra que el Coronel Villa no incurrió en las causas de nulidad que expresa el artículo 8." de la Ley citada, y con certificado del Ministerio del Tesoro, que ni la demandante ni la persona por quien reclama han recibido pensión o recompensa del Tesoro Nacional.

Igualmente aparece, según el certificado del Cura de Ataco, visible al folio 2, que Fidel Villa es hijo natural de Corpus Villa, que ésta permanece soltera y que observa buena conducta, así como que el causante murió soltero.

Por último, los testigos Cardoso, Figueroa, Sánchez y Tovar C, citados atrás, afirman, por conocer personalmente a la demandante, ésta carece de renta que le produzca $ 50 mensuales.

Por lo expuesto, el Consejo de Estado, en desacuerdo con el señor Fiscal, reconoce a favor de la señora Corpus Villa y a cargo del Tesoro Nacional, una recompensa militar unitaria por la suma de $ 816, como madre natural del Coronel Fidel Villa, muerto por consecuencia de enfermedad contraída en campaña al servicio del Gobierno.

La agraciada comprobará en la Oficina respectiva, al recibir la recompensa, su actual estado civil.
Cópiese, notifíquese, expídase las copias respectivas, Dese aviso al Ministerio de Guerra y archívese el expediente.

PROSPERO MARQUEZ C. LUIS F. ROSALES, JESUS PERILLA V. ADRIANO MUÑOZ. JOSE M. MEDINA E., SECRETARIO"

Si algún interesado averigua dentro del Batallón comandado por el Coronel Fidel Villa, encontrara que los testigos  mencionados por el Consejo Estado, si existen como miembros integrantes de la plana mayor, y fueron subalternos del Coronel Villa.





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