CAPITULO IX
SU MATRIMONIO
- SITIO- FECHA- NOMBRE DE LA ESPOSA- ORIGEN DE LA FAMILIA
SILVA DURAN-SUS HIJOS
En 1927, todo su ser debió sentir
un duro golpe de la realidad de la vida; su anciana madre doña Valentina
Valderrama Sarria, agobiada por el paso de los años, atendida por el médico de
cabecera, doctor Gutierrez, falleció en El Hato el 18 de agosto, hecho que llenó de congoja al general
Silva. De esta manera veía desaparecer a ese ser querido que con gran esmero y
dedicación había cuidado por largos años, posponiendo en forma, por demás
prolongada, el cumplimiento del séptimo sacramento, su matrimonio.
Había conocido el general Silva en la vecina población de Suaza Huila, a
una hermosa niña, con lejano ascendiente familiar, hija de don Ramón Durán Perdomo y doña
Leonor Silva Cabrera, llamada María Josefa; quiso el destino deparársela por
esposa, en efecto hechos los arreglos y preparativos necesarios, contrajo
matrimonio con doña Maria Josefa Durán
Silva, el 29 de agosto de 1927, en la capilla de la Hacienda de Santa
María, como también se llamaba la suya, de propiedad de sus parientes,
matrimonio conformado por don Isidro Silva y Doña Pilar Silva, alla en algun recodo del rio Suaza, cerca de la misma población, fue una ceremonia muy concurrida por la familia de unos y otros familiares, pero a la Hacienda fue mucha población de esa region.
Por parecerme pertinente copio a continuación, la partida de matrimonio que reposa en nuestro poder.
“Diócesis de
Garzón-Neiva-Ministerio Parroquial.-
El suscrito
Párroco de Suaza certifica: que en el tomo 5 de matrimonios, al folio 27 se
halla la siguiente partida: 63-Ángel MA. Silva con María Josefa Durán- En la
capilla de Santa María, vecindario de Santa Librada, a veintinueve de Agosto de
mil novecientos veintisiete, con licencia del Sr. Obispo y después de cumplir
todas las prescripciones canónicas, previas para el sacramento del matrimonio,
yo el infrascrito Cura, presencié el matrimonio que contrajo Ángel Maria Silva,
hijo legítimo de Juan de Dios Silva y Valentina Valderrama, natural y vecino de
El Hato; con María Josefa Durán, hija legítima de Ramón Durán y Leonor Silva,
natural y vecina de esta Parroquia. Recibieron las bendiciones nupciales.
Fueron testigos del matrimonio, Isidro Silva y Pilar Silva. Doy fe (fdo)
Anselmo España. Pbro.”
Fijó su residencia en la hacienda de su propiedad, denominada, también, Santa
María ubicada a orillas del Rió Magdalena, en el sitio denominado el Paso de
Maito, cerca del puente, donde las
hermosas vegas de esta olla hidrográfica se confundían en el confín lejano, esparcido con sus brisas
la frescura de un hogar tranquilo. Allí, alejado del mundo militar y político, se
dedicó al cuidado de su esposa, hijos y algunas selectas ganaderías. Los habitantes de las poblaciones de Tarqui, Maito, Elias, y el Vizo estimaron con mucho agrado, a la familia del general Silva, y mucho mas a la señora Chepita, esposa del General Silva, con este nombre se le conocia a la esposa del general Silva.
En 1932, cuando a sus oídos llegaron las noticias sobre el conflicto con
el Perú, pronto su espíritu guerrero estuvo listo, como en los viejos tiempos
para prestar sus servicios a la nación. En efecto, conociendo las causas de la
invasión que el país del sur hizo al territorio colombiano, remitió un telegrama
al presidente de la República, Enrique Olaya Herrera, indicándole que se
encontraba listo para incorporarse a las filas del ejército, como antaño lo
había hecho con el fin de hacer defender al gobierno establecido
constitucionalmente. A su generoso ofrecimiento, no tardó en recibir por
respuesta a su inquietud, el siguiente comunicado:
Bogotá, Octubre
25 de 1932
General Ángel
María Silva
Hato.
Complacido exprésale sinceros agradecimientos su patriótica manifestación, servicios
ofrece para defensa nacional.
Compatriota,
Olaya Herrera.
Con el fin de darle una mayor seguridad al presente trabajo, copio el scaner del telegrama enviado por el Presidente Enrique Olaya Herrera, el 25 de octubre de 1932, en pleno conflicto con el Perú y en este momento lo que se buscaba era hacer puro nacionalismo para obtener la solidaridad del pueblo colombiano.
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En 1936, las repercusiones de la crisis económica mundial, adicionado al
reciente conflicto colombo peruano, se hicieron sentir de manera agobiante,
pues los precios pagados por los semovientes eran tan bajos, que por una cabeza
de ganado adulta ofrecían $ 15,00. En ese momento requería dinero para cancelar
un seguro de vida contratado con 20 años de anterioridad, en la “Compañía de
Seguros de Vida El Sol del Canadá”; con el fin de cumplir esa obligación
financiera, se dispuso a efectuar alguna venta ganadera, cuando sorpresivamente
recibió una comunicación de la compañía, indicándole que el rendimiento de la
póliza había producido intereses y que su producto había sido aplicado para
finiquitar el seguro de vida; en tal virtud, podía acercarse a las oficinas
para efectuar el cobro correspondiente. Para llevar a cabo esta gestión se trasladó
a Bogotá, pero aprovechó su permanencia en la capital, para informarse
personalmente en el Ministerio de Guerra sobre su clasificación dentro del
Ejército de Colombia, con la desagradable sorpresa de no aparecer inscrito en el
escalafón de militares, como se trató en este sentido anteriormente en el capítulo.
Desilusionado por tan ingrata noticia, regresó a su hacienda ganadera
dedicando por completo su tiempo a esta actividades; seleccionó razas de ganado dorian y cebú, inició en calidad de fundación, nuevas tierras que habilitó para
ganadería, solicitó la adjudicación de
predios rurales baldíos en La Pampa, Titania, Quituro, Oporapa. Meticulosamente registraba
en sus bitácoras innumerables viajes, hechos cumplidos, personas con quienes viajaba,
incluyendo el nombre de sus pequeños hijos que lo acompañaban.
Dedicado de lleno a su hogar, doña María Josefa contribuyó decididamente
al logro de su felicidad y también de su prosperidad como hacendado, pues supo
entenderlo y aportó con su actividad y pericia las labores propias de la
hacienda y, como madre solícita la
crianza de sus hijos. En su hogar se cumplía como norma indefectible la de la
cariñosa y caballerosa hospitalidad, de tal manera que la Hacienda de Santa
María era considerada la casa de todos, como algún familiar expresó "en la
casa del General lo que no se llevaba uno comido se lo llevaba debajo del
brazo".
Perdura en los recuerdos de la familia, los ratos complacidos pasados en
ese campo, con sus vegas, brisas y tranquilidad, donde el recién llegado era
bien recibido integrándose pronto como un nuevo miembro de la familia. Mientras
esto ocurría en forma paralela a su permanencia en aquel deseado hogar, los
visitantes escuchaban al general Silva contar las gestas de sus combates o las
del Emperador Bonaparte, de quien fue consumado lector, escuchándolo extasiados
los visitantes.
El general Silva en sus últimos años dedicó gran parte de su tiempo a la
lectura, de tal manera que permaneció en el recuerdo de quienes lo visitaban, sus
comentarios que pasaba muchas horas sentado en su poltrona campestre, imbuido
en la lectura que fue su pasatiempo favorito.
Esta foto, de por si muy antigua, muestra a los infantes hijos del general en su hacienda de Santa Maria, aparecen en ella de derecha a izquierda, su hijo mayor Ismael, Angel Maria, Manuel Teodoro, Jairo Alfonso y Elisabeth, esta impresión fue tomada por alguna cámara, creo que traída de Panama, cuando el general presente estuvo alla con su soñada y lucida Sexta Division, muy rudimentaria (cámara) pero es de las pocas que se tenían en la época y muestra este recuerdo ya muy antiguo pero que quedo para la historia de esta niñez apenas naciente.
En el matrimonio del general Silva con doña María Josefa Durán hubo seis
hijos: Ismael, Elizabeth, Ángel María, Alfonso (murió niño), Manuel Teodoro y
Jairo Alfonso. Todos los hijos hombres, al igual que el general Silva,
estudiaron en el Colegio Nacional de Santa Librada en Neiva, donde cursaron
varios años de estudios, y luego en el Colegio Salesiano de San Medardo, de la misma ciudad, antes de trasladarse a Bogotá, donde culminaron su
formación académica, en diferentes universidades.
Isma
Tita
Para alguna ceremonia especial, aparece en esta foto Ismael, (q.e.p.d) el primogénito de la familia, quien en alguna forma tomo las riendas de la casa, para afrontar los designios de la naturaleza que se vendrían ante el crecimiento de sus hermanos y el apoyo para su madre.
Nació el 5 de abril de 1929, en Elias, fueron sus padrinos Don Angelino Muñoz y Doña Elena Perdomo, casado con Margot Rueda, en Roldanillo Valle y sus hijos que los acompañaron, Luzbeda, Veronica, Pedro, Jairo y Lucia Yazmin. Fallece en Bosconia Magdalena, el 10 de Febrero de 1988, a los 59 años.
En la foto de abajo aparece el retrato de la única hija mujer del general Silva, llamada Elizabeth Silva segunda en la descendencia, vive en la fecha, en Bogota, (Mayo 8 de 2015), fue dentro de la familia el gran núcleo de apoyo que tuvo nuestra madre para sacar adelante en estudios, y demas recursos necesarios para llevar a cabo el buen crecimiento de toda la prole que esta familia necesitaba para el momento crucial, fue así como esta queridisima mujer brindo oportuna ayuda para obtener los diferentes logros que sus pequeñísimos hermanos requerían, por todo esto nuestros hermanos expresamos agradecimientos perdurables ya que aun en su misma persona se los podemos dar. Nació en Elias, estudio en el Colegio de la Presentación de Garzon.
Se casó con Jose Eustacio Vega Vanegas, y tuvieron a los siguientes hijos, Orlando, Edgar, Augusto y Marta Cecilia.
Tita
Tita pose diferente
El Negro
El tercer hijo llevó el nombre de su papá llamado Angel Maria, nació en Elias en abril de 1935, estudió derecho en la Universidad Gran Colombia y se graduó de abogado, Trabajó como abogado en la Novena Brigada en Neiva y se pensiono con el Ministerio de Defensa Nacional.
Se casó con Clara Ines Duran Duran y tuvieron a Angela Maria quien vive en Canadá y a Juan Carlos quien estudió periodismo y una Maestría en Administracion de Empresas. No se dispuso de una fotografia para ilustrar mejor el trabajo del blog.
Alfonso murió niño (cuarto)
Manuel Teodoro Silva Duran quinto hijo del General Silva, nació en Elias el 10 de diciembre de 1941, fue gerente de algunos bancos en Colombia siendo el último el Bank of América y posteriormente se radicó en Miami como ciudadano americano y ha permanecido allí durante 40 años, se pensiono con esta institución, se casó con Magdalena Suarez, con quien tuvieron dos niñas Margarita y Cathy y goza de tranquilidad y bienestar en Usa.
el meneor
Maño- El cuadrado-Newton
El menor
El sexto hijo del General Silva, (en la foto de arriba), es Jairo Alfonso Silva, nacido en la Mesa de Elias el 7 de noviembre de 1943, estudió en la Universidad de Bogota, Jorge Tadeo Lozano, Comercio Internacional, con especialización en Negociaciones Internacionales en la Subsecretaría de Política Exterior, del Ministerio de Relaciones Exteriores, desempeñando el cargo de Primer Secretario de relaciones exteriores. Es el autor de las Memorias de la Guerra de los Mil Días, sobre el General Angel Maria Silva Valderrama.
Se casó con Matilde Rojas Cárdenas egresada de la Facultad de Enfermería de la Universidad Javeriana, y tenemos a Jairo Andres, Jimena Alexandra y Maria Camila, todos profesionales de diferentes universidades bogotanas y actualmente trabajan con importantes Empresas de la capital.
Matilde y Jairo en Villa del Rosario
Para los trágicos días del 9 de abril de 1948, el general Silva se
encontraba en Neiva, gestionando la compra de algunas propiedades urbanas, en
donde tuvo la oportunidad de conocer, con mucho dolor y tristeza, estos hechos
que enlutecieron a la nación, a raíz del asesinato del doctor Jorge Eliécer
Gaitán, que hizo llenar de charcas de sangre el territorio nacional, que poco faltó
para degenerar por completo en una nueva guerra civil, pero que las raíces de la incomprensión que vivimos actualmente desde aquí y en esta época quedaron plasmadas y ahora estamos viviendo las consecuencias.
El toque de queda que se implantó en esos días, cogieron al general Silva, en muchas veces, sentado en algun taburete, en su acera, frente a su casa y los soldados lo obligaron a entrar a su propia residencia, pero el general supongo que haría valer su peso como militar que habia sido y en alguna forma los soldados le permitían permanecer en su lugar en ese clima caliente de Neiva, que obligaba a tomar un segundo aire para sobrevivir.
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